Si de realizar actividades al aire libre hablamos, y teniendo en cuenta que estamos a un cuarto de hora de que empiece el verano y comencemos a pillar períodos vacaciones, no hay más remedio que hablar de una práctica que cada vez es más seguida y que es perfecta para realizarla en esta época en particular: el naturismo.
Aunque eso del naturismo es su nombre en clave en el lenguaje refinado, porque en el coloquial ha sido de toda la vida el nudismo. Y sí, por suerte, y tras años de discusiones y controversias con el tema, por fin hemos llegado a un punto en el que parece que todos estamos contentos, tanto los detractores que abogan por el recato y el puritanismo, como los defensores, que defienden la libertad y el dejar atrás los tabúes sobre la desnudez del cuerpo humano.
Hoy en día, el turismo naturista, sobre todo el de playa, está perfectamente regulado, con zonas perfectamente señalas y delimitadas, y como digo está teniendo bastante éxito, ahora que ya nadie se siente molesto por ver a otro desnudo por casualidad, ni se teme que alguien te insulte por desnudarte y tomar el sol en bolas. En España, con tal cantidad de costas, incluyendo nuestros archipiélagos, hay multitud de sitios donde practicar el naturismo, e incluso hay zonas que se han especializado en esta clase de turismo, destinando hoteles, apartahoteles o lugares de alquiler donde lo normal es practicar nudismo, encontrando poca gente que aún mantenga algo de ropa encima en esos lugares.
Por supuesto, el ir a una playa naturista, o si vamos al tema, practicar nudismo, es algo totalmente opcional, ya que incluso en estos lugares destinados a ello, no es obligatorio andar sin nada de ropa encima. Pero a todos aquellos que aún sientan algo de aprensión y lo vean como algo escandaloso, les invito a que prueben un día, pues según mi experiencia, no hay nada más liberador que andar al aire libre como nuestra madre nos trajo al mundo. Todo aquel que lo prueba repite siempre, porque de alguna manera incomprensible, al poco de estar desnudos se tiene una sensación de libertad y bienestar tales, que se olvidan los complejos y los cánones de estética para empezar a mirar a los demás, y a nosotros mismos, como personas con mente y alma, sin pensar en nuestros cuerpos, que al fin y al cabo son cambiantes y no representan nada de lo que somos de verdad.
Si en esas cumbres que realizan los políticos con tanta pompa, donde nunca acuerdan nada o si lo hacen no lo cumplen, deberían darles un giro naturista… Seguro que otro gallo nos cantaría.